viernes, 15 de abril de 2011

Una vez en la distancia!Solo una vez...

Hace tiempo probé un sabor extraño... agrio... más bien nadagrio-DULCE. En el primer momento que vi a la chica supe que tenía que hablar con ella. Nuestro primer momento fue maravilloso; hablamos de temas tan triviales como el color del césped o el pueblo que teníamos en común. Ese pueblo era Vélez-Málaga. Un pueblo con historia... se remonta a la ley de Murphy: Si algo tiene que salir mal saldrá mal, no te preocupes. En medio de ese desasosiego a alguien se le ocurrio alzar la voz por encima de la discusión que se llevaba a cabo. Uno de nuestros invitados comenzó a ponerse nervioso porque nuestros temas le parecían aburridos...temas tales como el fútbol o las camas con sábanas que les van grandes...El caso que al primer desliz de disconcordancia entre nosotros, el mago obtenía un momento privilegiado para volver a encandilarnos. Bendito fue el momento en que llegó mi novia... una chica guapa, más bien tirando a preciosa, que exigia inmediatamente que el mago le hiciera un truco de magia. Debió esperar, ya que el mago tenía un truco reservado para aquella bella pareja. Tomás, que así bautizaremos al mago, nos quiso revelar un truco de magia. Dos de nosotros estuvimos muy astutos al decir que no, que esas cosas deben permanecer en la memoria tiempo indefinido, y nadie querría saber cómo se hace sin pagar un pequeño precio por dicho conocimiento. En lugar de eso, Tomás nos encandiló con un juego de cartas que terminaba sacándose la carta que tu habías escogido en miniatura de la boca. Son estas circunstancias las que me parecen excesivamente precipitadas para decidir un lugar en la cadena alimenticia; sobre todo cuando sé que alguien mira con pies de plomo cada paso que doy, cada tecla que pulso, cada partícula de aire que respiro...

Y si cada vez que mirase al cielo no te viese pensaría:

                - Quiero que pase una estrella fugaz para pedirle lo indeseable y que aparecieses en mi regazo.

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